Yo, Enheduanna

Luego de su original obra “Etruria”, donde con un exquisito lenguaje poético y un riguroso contenido histórico pone luz en las costumbres y modos de vida de la sociedad etrusca, esta vez Zulema Retamal vuelve a sumergirse en la historia antigua para rescatar con los ojos de hoy, a la primera voz poética femenina reconocida por la historia. La princesa y sacerdotisa Enheduanna quien firmó su obra hace más de 4.000 años en la antigua Mesopotamia.
En una narrativa poética, que es al mismo tiempo, un canto a la historia de los reinos de Acadia y Sumeria y una poesía épica con reminiscencias homéricas, Zulema Retamal va describiendo en la voz de Enheduanna, la grandeza y vida heroica de su padre, el rey Sargon I fundador del imperio Acadio, quien la nombra sacerdotisa de Innana, diosa de la guerra y la fertilidad. Son himnos que hablan de los paisajes y costumbres de las ciudades de Ur y Uruk donde estuvo exiliada. Nombrando lo sagrado de tragedias y hazañas de los dioses, describe ritos ceremoniales y reflexiona sobre sobre su rol de sacerdotisa y poeta:
“Yo, Enheduanna, escribo a la reina del cielo / con la pasión y la desventura, escribo en tablillas de fresca greda / el dulce verbo del amor, alegre y concentrada, el signo se hace perenne y entonces bailas, diosa bella, en el aire del futuro.”
No es extraño reconocer en varios pasajes del texto, que la voz poética femenina que rescata Zulema de la princesa Enheduanna, se funde también en lo erótico y místico de su propia obra, de su propia palabra como poeta contemporánea. Palabras y signos que nos traen a ratos el eco lejano y presente de la Ilíada y del Cantar de los Cantares.

Pablo Gaete Villegas
Profesor de Historia y poeta.